viernes, 3 de febrero de 2012

Vacances II: Lumieres de Nöel (Avec mes amis en Ibagué!)

Y claro, parte de las vacaciones de fin de año es la navidad! Et J'aime Nöel! Amo la Navidad, con todo lo que eso trae: Regalos, arbolito, cenas, familia, villancicos... Pero más que todo, amo las luces de Navidad! Todo se transforma como de la nada en un radiante escenario, lleno de vida, color y diversión!

Personalmente es la época del año que más me atrae y me siento como una niñita cuando veo las luces intermitentes en las ventanas, en los parques, en los arbolitos. Todo es como un cuento. Y claro, de las mejores cosas que se puede hacer una noche de diciembre es salir a caminar!

Esa noche quedamos de encontrarnos en el Parque de Bolívar, en Ibagué. Eliza, Zury y Cristian recién llegaban de Puerto Boyacá y también era una forma de celebrar su regreso! Pasé por Jes a la oficina donde trabaja y luego fuimos juntas al parque. Solo estaba Diego allí (ahora que lo pienso, Diego es de las personas más puntuales que he conocido. Siempre que llegamos a algún lugar donde quedamos de ir, él ya está ahí :S).
Durante la larga espera del arrivo de los demás, nos quedamos mirando unas pequeñas lucecitas que aparecían en el cielo de vez en cuando. Pronto descubrimos que eran unos jugueticos sencillos que un señor estaba vendiendo y ... hahaha, no resistimos a comprar uno (gracias Jes!).

Ahora teníamos algo más para entretenernos. El pequeño avión volaba como impulsado por un mecanismo parecido al de una cauchera. En realidad sencillo, pensé. De hecho lo fue para Diego, quien como un experto lograba que volara por el cielo como los pájaros libres al amanecer (oh! Qué poético! :P). Luego Jes intentó y ... fracasó. Pero mis burlas por su fracaso se vieron más que retribuidas cuando yo tampoco pude hacer volar el juguetito aquel! Hahaha ... creo que mi primita de 5 años podría ser mejor que yo en eso! Nunca tuve una infancia feliz, a juzgar por como lanzaba la miniatura. Lo intenté de mil formas y no funcionó. Lo máximo que volaba era 0,5 centímetros. Caía sobre mi cabeza, sobre la cabeza de un policía o simplemente en pique hacia el suelo. Ni siquiera un movimiento semiparabólico. Nada.

Así que, aceptémoslo, soy un fracaso para lanzar avioncitos en los parques. Pero, afortunadamente empezaron a llegar los demás y me salvaron de seguir haciendo el ridículo delante de los niños de 3 años que jugaban mejor que yo. Y digo, me salvaron, literalmente, porque ahora fue César quien empezó a hacer el ridículo... Hahaha! Mis amigos! Por eso son mis amigos más divertidos. De tanto lanzar y lanzar en vano ese artefacto, terminamos molestando al Papá Noél de turno. Sí, el avioncito le cayó más de una vez por ahí cerca.

Santa enojado

Así que, para dejar de molestar y evitar que Santa llamara a la policía, decidimos irnos de ahí y caminar un rato por el parque (bueno, tal vez esa no fue la razón principal, pero ... ). Habíamos empezado a caminar, a mirar los caminos luminosos que habían puesto este año, cuando se nos acercó una señora muy amable y nos pidió un minuto. Por supuesto nos detuvimos y la escuchamos. Nos dijo que estaban invitando a todo el que quisiera ir a dar un recorrido por todos los sitios más iluminados de la ciudad en una chiva que había contratado una empresa privada y muy reconocida en Ibagué. El viaje era gratis y ya estaba de salida. Nos miramos con complicidad y ni siquiera tuvimos que decir nada. "¿Quién se va rápido y guarda puestos?" "¿Quién le avisa a Cristian?" "Esperen, ¿dónde está Cristian?" Hahaha... En menos de lo que pensaron, estábamos trepándonos a esa chiva todos. Y todos son 11 personas!

Kathe, Diego, César y Vivi

Diego y Cristian

Eliza y yo en plena diversión! (Nótese la cara de las señoras de al lado!)

Las luces del Centenario desde la chiva

¿Qué de malo tiene? Nada. Y es cierto. No tiene nada de malo. Al menos el hecho de pasear, de ver las luces, esa era nuestra única intención. El recorrido empezó de manera muy agradable (para nosotros), todo en silencio, medio oscuro. Pasamos por el Parque de la Música, el Parque Centenario y varios barrios del Norte, La Pola, Belén, Centrales, el Museo de Arte del Tolima y el Parque de Belén. Estábamos pasando de lo lindo... y de repente... Pum! Se prendieron las luces de la chiva! Y también los parlantes! "Ay hombeeeee" Y todo el mundo se unió al alboroto. En ese momento desperté de mi encanto y pensé: OMG! :O

Hahaha... Nos miramos todos con cara de: ¿Qué fue lo que hicimos? ¿Dónde estamos? Faltaba que el señor que conducía volteara y nos dijera entre risas miedosas: "Bienvenidos a la chiva del terror, chicos... Cayeron en mi trampa! Wuajajaja" o algo así. Llegamos a imaginar que era un secuestro... Hahaha. De inmediato miré a Jes, a Eliza y a todos los demás y les dije: Tenemos que bajarnos de acá. No quiero estar más acá. 

Jes le preguntó al conductor si nos podíamos bajar y él dijo que la chiva terminaba el recorrido en el otro extremo de la ciudad. ¡Yo quería llorar! Entonces pensamos en una buena forma de fugarnos. Tal vez fingiendo una enfermedad. Lo tratamos, pero no nos creyeron. César se hizo el desmayado y ni las muletas convencieron al conductor. Íbamos camino al horror... Hahaha. Bueno, está bien, exagero. No pasó eso (lo del desmayo y las muletas). Pasó que justo frente al Parque Centenario la chiva paró un momento para tomar una foto de publicidad y entonces aprovechamos y nos bajamos ahí. Agradecimos la intención, pero alegamos que estaba tarde y debíamos regresar.

El alivio que sentí abajo fue incomparable. Fue como regresar a la libertad xD. Ahora sí, después de dos horas perdidas con aviones y con chivas secuestradoras, al fin podíamos disfrutar de las luces de Navidad, que fue lo único que queríamos hacer. 

Caminamos por el Centenario, tomamos muchas fotos y hubo mucha más diversión! Como cuando yo quería hacer discutir a las parejas en los carros, cuando hubo que subir por la lomita resbaloza y César no podía por sus muletas, entonces Diego se ofreció a llevarlo cargado y lo dejó caer justo cuando iban en la mitad... hahaha. Fue una noche inolvidable! 

El grupo frente al Centenario

Comprando los perritos calientes

Jes y Cristian en el Río de Luces (y la garza! :P)

Kathe, Eliza y yo (y la garza :P)

Caída de César I 

Caída de César II

Caída de César III

No me arrepiento de esa noche. Fue divertido todo lo que pasó, mi fracaso con el avión, la chiva y eso, pero creo que la lección aprendida es nunca más aceptar una invitación a ver luces de Navidad en chiva!

Al final de la noche nos despedimos más que complacidos. El objetivo se cumplió, nos divertimos, nos reímos, hubo una buena dosis de adrenalina y vimos las luces de Navidad! =)



Dedicado a: Jes, César, Viviana, Bryan, Cris, Sebas, Eliza, Kathe, Diego ... mis amigos elegidos de la noche!

domingo, 29 de enero de 2012

Vacances I: Mon Anniversaire (Oui, J'ai 20 maintenant!)

Y sí, llegaron las vacaciones luego de un eterno semestre que parecía no terminar jamás. Pero, después de un buen término, salí por la puerta grande de la Universidad ese jueves en la noche y pensé: Vacaciones, merecidas vacaciones. Y sí que había expectativas sobre esos dos próximos meses que seguían en el calendario. Pero iré contando poco a poco, porque meter todo en un solo post es condenarlo a que no lo lean ni hasta la mitad. :P

Había sido un buen semestre, pero como ya lo dije, largo. Pero siempre me pasa lo mismo, quiero vacaciones y cuando llegan solo disfruto la primera semana; luego me invade el tedio de no estudiar durante largas semanas y empiezo a anhelar nuevamente el día que vuelva a la Universidad (sí, a "croackear" en términos de mi hermano).
En vacaciones de Navidad la dicha me dura un poco más, porque coincide con mi cumpleaños, así que me concentro en esa fecha de manera especial. No es que me guste volverme vieja, pero siempre es agradable tener un día en el que los amigos encuentran un buen pretexto para escribir, llamar y hasta invitar a salir.

Siempre tengo un trabajo temporal para vacaciones, así me distraigo un poco y además adquiero experiencia! Pero el día de mi cumpleaños no fui a trabajar. Y aunque podría haber dormido mucho más, el 12 de diciembre del año pasado (2011) me desperté temprano. Creo que el hecho de ser consciente de que esa fecha era la de mi cumpleaños, no  me dejaba dormir por  más tiempo. No sentí nada extraordinario al pasar al tercer piso, pero me dio nostalgia al pensar que nunca más en mi vida podré escribir mi edad con un 1 por delante (a menos que llegue a los 100 :D).

Empecé recibiendo llamadas y mensajes al correo. Pocos, por cierto, pero sinceros. Es lo bueno de quitar la fecha del cumpleaños de las redes sociales. Los que escriben son los que realmente se acordaron. Y claro, la felicitación familiar de rutina fue la primera de día. Mi hermanita había hecho una tarjeta para mí, mi mamá tenía un lindo bolso empacado y los gatos maullaron un poco más fuerte (está bien, exagero en la última parte :P)

Fue un lindo, tranquilo y agradable día. No hubo agitaciones y no pensaba salir de casa. Pero mis amigas de la Universidad me llamaron para invitarme a comer. Whoaaa! Qué lindo detalle. Así que, a las 5:30 salí de casa. Pensé que una hora era el tiempo justo para llegar desde mi casa hasta Palmeto (a donde fuimos). Por supuesto, no había contado con el trancón de la carrera 1, con la fila de carros y con la hora pico en Ibagué (que es imposible!). Así que llegué tarde. Muy tarde, de hecho. Pero ahí estaban, esperándome con una tarjeta hermosa que hicieron ellas mismas para mí! <3


Por ser mi cumpleaños me perdonaron la demora (hahaha) y omitieron el hecho de que estuvieron más de media hora sentadas, esperando a que yo llegara. El lugar es muy agradable. Ya habíamos estado allí antes, pero nunca celebrando un cumpleaños!
Luego de ordenar, tuvimos que esperar como media hora más, pues los alimentos son tan frescos que había que dar tiempo de que mataran el pollo (en el caso simple, el mío, pues pedí pechuga con ensalada) y la vaca (que era más duro... Y justo Adri y Clau pidieron hamburguesas! :P). Pero, como llevábamos dos largas semanas sin vernos, desde que salimos a vacaciones, tuvimos mucho de que hablar en la larga espera.



La comida estuvo deliciosa. Y más cuando habíamos esperado tanto por ella... Disfruté mucho ese momento de compañía y diversión con ellas. Son dos personas muy especiales para mí. Mi apoyo y compañía en la Universidad. Mis cómplices y pacientes colegas. Gracias por esa noche!


Para cerrar con broche de oro nuestra cena, salimos de Palmeto y aprovechamos que estábamos cerca a los parques del centro para ir y ver las luces de Navidad. Caminamos por el Parque de la Música, el Parque de Bolivar y el Parque Centenario. Quisiera tener fotos de este momento de la noche pero - bravo Heydi - mi cámara murió en ese momento. Pero aún lo recuerdo todo en mi mente, si sirve de consuelo!

Pensé que la noche había concluído y de la mejor manera. Pero, ¡oh sorpresa! recibí una llamada de Elizabeth, una amiga de la iglesia. Me dijo que iba para mi casa en ese momento, así que tuve que despedirme de mis amigas de universidad y tomar un taxi a casa para no hacerla esperar. La cosa es que no iba ella sola ... todo el grupo de jóvenes la acompañaba!

Al llegar a casa la ví sentada, entré, la saludé y empecé a notar que algo estaba ocultándose muy cerca. Hahaha... no es que yo sea muy audaz para descubrir esas cosas; es que ellos fueron muy obvios. Estaban todos en el cuarto de Ana María, mi hermanita. César estaba tocando el piano de ella y yo podía escucharlo desde el comedor. Aún así pregunté: ¿Quién toca el piano? Elizabeth me respondió con un gesto que indicaba un "No se". Los descubrí al instante, pero eso es lo que me hace quererlos tanto!

Salieron todos y recibí abrazos, cariño y muestras de verdadera amistad. Ver a todos ellos allí, aún a esa hora de la noche, felicitándome, me recordó -y reafirmó- que tengo grandes personas en mi vida. Luego sacaron un pastel de dos pisos no se de donde y prendieron las velitas. El humo casi me mata pero soplé y pedí el deseo. Dicen que no se debe decir eso, pero lo mío no fue un deseo sino un agradecimiento, así que lo diré. No pedí, no creo que pudiera pedir más. Cerré los ojos y dije: Gracias Dios, por mis amigos. Luego soplé.


Hubo risas, cuentos y chistes buenos y malos. Predominaban los malos, debo decir, pero aún así nos reíamos del que lo contaba. Comimos torta, nos acordamos de viejos tiempos cuando éramos jóvenes (más). Resultó ser un excelente día, con mucho más de lo que yo imaginaba.

Pienso que cumpliría 20 años de nuevo para volver a repetir la historia. Terminé el día, en el cuarto, sonriendo y agradeciendo a Dios, no solo por poder decir que "yo también tuve 20 años" sino por la familia, los amigos y los maravillosos momentos que me regaló!


Ese fue solo uno de los tantos días emocionantes que traerían las vacaciones. Pero eso, amigos, es cosa de otros posts! Así que, hasta el siguiente! ;)